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VALERIA
— ¡¿En serio?! ¡Qué buena suerte! – Dave la agarró por los hombros y se le acercó alegre
— Hazlo para mí, me gustan mucho las cosas personalizadas, no, no, mejor, ¡serás mi doncella de ahora en adelante!
— ¿Qué? – Juliette subió la mirada por un segundo para observarlo y pude ver en sus ojos algo que no había percibido jamás.
Ella siempre se burlaba de los otros lycans, pero ahora que lo analizaba, nunca había hablado nada de Dave.
“Así que esta era su debilidad” pensé con malicia, encontrando una manera de devolverle sus burlas.
— Te espero entonces en mi habitación, doncella… ¿Cómo te llamas?
— Ju… Juliette Señor…
— Bien July, me sirves a partir de hoy – asintió tomando la decisión por su cuenta, típico de los lycans.
— Pero yo…
— Oye Valeria, esta tarde vamos a hacer una correría por el bosque, te esperamos en el lago, nos falta una persona, creo que su majestad también va a ir, ¡tienes que estar en mi equipo! – agrega y se va por el pasillo como llegó, como un huracán animado.
— Así que el Guardián Dave, ¿no?
— Si dices media palabra más, me chivo con lo de la camisa, su alteza, la Reina… — me dice rápido y se va por el otro extremo del pasillo casi corriendo.
— ¡Cuidado con las complicaciones! – le grito riendo y la verdad no me imagino una pareja de esos dos personajes.
Luego recuerdo lo promiscuo que es Dave y pienso en el corazón roto de Juliette.
Bueno, mira quién se da el lujo de preocuparse por el corazón de otras, la amante del Señor Orgías.
*****
— Lo lamento Señora Valeria, no puede acceder a las zonas de las sirvientas a hacer tareas domésticas pesadas.
En la tarde, para no aburrirme, quise ayudar un poco a tender ropas, pero la Gobernanta me detuvo inflexible.
— Pero… Gobernanta, yo…
— Lo lamento Señora, su majestad dio órdenes expresas, debe hablarlo con él – me dijo con su forma tajante de siempre, pero muy respetuosa, tratándome incluso como de Señora.
La verdad estaba un poco avergonzada y a su espalda veía las demás doncellas con todo tipo de miradas.
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