El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 74

VALERIA

— Elijo a mi doncella, yo la traje y yo la cuido, July ven a mi lado – Dave comenzó y me dio mucha gracia el complejo de tortuga de Juliette cuando era peor que un loro parlanchín.

— Elijo a Celine – no dudé en pedírmela, ella conocía mis secretos y no sabía si esto iba a terminar con alguna de mis rarezas.

Un gruñido bajo se escuchó de pronto, poniendo a todos nerviosos, pero ni siquiera miré al culpable.

Ya que él hacía lo que le daba la gana, yo también podía hacer lo mismo.

— Me pido a Erik – Dave siguió escogiendo lycans como si fueran verduras.

— Beof… — el gigantón vino a mi lado y la tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo.

Solo quedaban Aldric y el guardián Quinn.

— Bueno, yo escojo…

— Deja que Valeria escoja – su majestad cortó a Dave por completo, su voz estaba cargada de ira y su aura opresiva luchaba por ser controlada

— Dinos Valeria, ¿a quién vas a escoger?

Me preguntó y subí mis ojos azules para mirar a los grises congelados que me taladraban con la mirada, intimidantes y llenos de tormentas.

Un desafío se prendió en mi pecho, solo estaba molestándolo un poco al inicio, pero ahora quería llevarlo al extremo.

El cosquilleo delicioso se alborotaba en mi interior, creo que esa mariposa coqueta está al atacar y yo… yo quiero ser castigada hoy.

— Escojo al Guardián Quinn – dije y se escuchó una inspiración general.

Creo que todos esperaban que Aldric enloqueciera de la ira al siguiente segundo, pero solo me sonrió de lado y hubiese parecido sexy si no tuviese los enormes caninos afuera, lo cual lo convertía en una sonrisa siniestra y llena de amenazas.

— Será como quieras nena, tú lo has decidido – caminó con ímpetu hacia el lado de Dave sin mirarme más.

Quinn se arrimó a nuestro equipo que ahora era el enemigo jurado del Rey Lycan.

— Valeria, eres mi heroína… — Dave me susurró

— ¡Dave, menos charla y más planificación! – el rugido del jefe nos hizo ponernos en marcha.

Quinn nos advierte y un aullido profundo sale de las entrañas del bosque lleno de niebla. Comienza la correría al atardecer.

*****

Las patas de mi loba corren libres por la hierba de este antiguo bosque que me parecía tan peligroso y asfixiante desde lejos y ahora, es como si me llamara a jugar y explorar.

No me olvido de que en algún sitio de estos kilómetros y kilómetros de árboles, debe estar escondido el Altar a la Diosa, pero ahora mismo me concentro en ganar.

“¡Cuidado, Valeria!”, escucho la voz de advertencia de Quinn y me tenso esquivando un ataque furtivo de alguien que se arroja desde la rama de un árbol donde estaba emboscando.

Es Erik y su objetivo es arrebatarme la bandera roja de la boca.

Arremete contra mí, pero un enorme lycan marrón lo empuja estrellándolo contra un tronco que cruje a punto de caer.

“¡Corran, corran, yo lo detengo!” Quinn nos ordena y Celine me ayuda a levantarme para correr otra vez saltando raíces, esquivando arbustos y ramas bajas.

“¡Desvíense a la derecha, a la derecha, a donde se dirigen, hay ciénagas tapadas por la niebla!”, escucho la voz de Beof que nos ruge y Celine y yo cambiamos el rumbo a ciegas.

“¡¿Celine hueles algo?!, ¿cómo sabremos dónde está el fuerte?”, le pregunto solo siendo guiada por ella.