Resumo de 008. ALDRIC FUERA DE CONTROL – Uma virada em El Rey Lycan y su Oscura Tentación de GoodNovel
008. ALDRIC FUERA DE CONTROL mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de El Rey Lycan y su Oscura Tentación, escrito por GoodNovel. Com traços marcantes da literatura Hombre-lobo, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.
VALERIA
Un olor intenso a vino asaltó mi olfato, causándome algo de mareo.
Mis sentidos embotados y por alguna razón mi cuerpo comenzó a reaccionar como si un calor insoportable me consumiera desde el interior.
Una pesada puerta de acero y madera me impedía el paso, desde adentro se escuchaban gruñidos y sonidos como de algo o alguien, arañando las paredes o el suelo.
— Aaggrr— al reconocer por un segundo la voz del Rey, me decidí a pasar finalmente, quizás estaba en algún aprieto.
Sin embargo, no estaba preparada para encontrarlo desnudo y casi desmayado, arrodillado sobre el duro suelo de piedra.
Sus manos se sujetaban hacia arriba a unas pesadas anillas de acero ancladas a la antigua pared y gruesas cadenas lo apresaban con poderosos grilletes oxidados alrededor de sus muñecas.
Respiraba pesado, parecía resistir un fuerte dolor y todo su musculoso cuerpo sudaba a raudales.
El cabello rojo caía húmedo sobre su rostro mirando al suelo y no podía observar con claridad sus facciones, además de la poca iluminación.
— ¡Señor! – corrí hacia él, sin pensarlo mucho, asustada, pensando tontamente que alguien lo había capturado.
No entendía muy bien toda la situación, pero era obvio que no estaba bien.
Coloque la diminuta luz a un lado, solo nos alumbrábamos con eso y me arrodillé delante del Rey.
— Su… su majestad, ¿cómo lo libero?, ¿qué hago?…
Llevé mis manos temblorosas hacia los robustos grilletes, intentando abrirlos con jalones inútiles, eran pesados y hechos para contener a este poderoso hombre.
La piel de sus muñecas estaba en carne viva, sin embargo, de un momento a otro, las cosas cambiaron.
Su mano se movió a una rapidez increíble y se fue a cerrar alrededor de mi cuello, apretando casi a punto de asfixiarme.
— Soy… yo… alteza… Valeria— pensé que no me reconocía, pero estrangulándome con una mano, me acercó a su fiero rostro que subió repentinamente.
Sus ojos rojos lobunos como los de un animal salvaje y los enormes caninos afuera, que podían desgarrarme la garganta en un segundo.
Tuve miedo, mucho miedo, de como me observaba con ira desmedida y sin pizca de compasión o “humanidad”.
— ¡¡¿QUÉ ME HICISTE, VALERIA?!! ¡ME DROGASTE!, ¡¡CONFIÉ EN TI Y ME DROGASTE!! – rugió una voz gutural en mi rostro, estábamos a solo centímetros y solo pude negar mientras llevaba las manos a mi cuello, desesperada.
Mis ojos se ponían borrosos, me desmayaría en cualquier momento.
— No… No lo hice, señor… lo juro… no lo hice…
No sé qué me sucedía, me sentía rara, debería estar luchando con mi vida, pero cuando se volvió a acostar sobre mi cuerpo, gruñendo excitado, sus garras rasgaron la vieja tela blanca y acariciaron mis pechos con urgencia, un gemido profundo salió de entre mis labios.
Con todo oscuro las sensaciones y el deseo se magnificaban, mi sentido del olfato se volvía más agudo y el vino embriagador me tentaba a cometer locuras.
No sé si me estaba afectando su estado de celo, pero entre mis piernas comenzó a humedecerse.
— Gggrr… Sshh… Mmm… Valeria – gemía contra mi nuca, meneándose duro sobre mis nalgas.
Su enorme polla se restregaba arriba y abajo y de un momento a otro se impacientó y jaló mi braga para quitármela.
La prenda se quedó atascada en mis muslos que intentaba mantener cerrados.
— No… no, su majestad… ahh… — apretó mi pecho, pellizcando el pezón erecto y abajo, su caliente y parado eje, bien resbaloso, empezó un erótico vaivén metiéndose entre mis nalgas desnudas.
Agarró mi cadera posesivo, manteniéndome sumisa mientras resoplaba y respiraba pesado sobre mi espalda.
Sus peligrosos caninos mordisqueaban mi hombro, su lengua me lamía y sus sensuales labios me chupaban dejando marcas en mi piel.
Su manoseo sobre mis senos se detuvo y lo sentí desplazarse hacia mi vientre, obligándome a separarme un poco del suelo.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: El Rey Lycan y su Oscura Tentación