El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 84

VALERIA

Esos mismos brazos que ahora estaban relajados rodean mi cintura y soy arrastrada hacia la cama, dando un gritito asombrada y quedando sentada sobre unos fuertes muslos.

Mi trasero sabrosea esa dura cosa que ahora mismo estaba devorando con los ojos.

— Que más tengo que hacer para que vengas y me violes, estaba indeciso si dejarme el bóxer o esperarte desnudo, creo que la opción del desnudo estaba mejor – me estremezco al escuchar su voz lobuna y ronca contra mi nuca a la vez que me da suaves besos y sus manos acarician mis caderas y mi cintura, pegándome más a su robusto cuerpo.

Me lo imagino desnudo con esa vara parada, apuntándome en cuando entrara por la puerta y creo que sí me lo violaría de verdad.

— Pensé que estabas cansado, quería dejarte dormir un poco más, pero estabas ahí de pervertido, poniéndome delante la tentación – le respondí casi gimiendo y dándole acceso a mi cuello para que me siguiera torturando deliciosamente.

— No me sirvió de nada, mala mujer, he estado extrañándote como un demente y ya me has olvidado en unos días – me hace todo tipo de falsas recriminaciones haciéndose el molesto, pero sus manos no dejan de acariciarme y prender fuego en mi piel.

— Entonces regresemos el tiempo atrás y espérame de nuevo, pero esta vez con la opción del desnudo – le respondo seductora, liberándome de sus caricias y levantándome de la cama.

Se queda por un segundo confundido, sin embargo, enseguida capta el punto y me sigue la corriente.

Lo veo quitarse desesperado la ropa interior y sacar esa polla enorme y brillante en fluidos que enseguida me hace tragar en seco.

Casi siento que me está haciendo hasta guiños seductores.

Se recuesta al respaldo, relajado, sensual, sabe muy bien que me tiene con las bragas húmedas y deseándolo.

Lleva una mano a su miembro y comienza a masajearlo gruñendo bajo, con ojos adormilados y cara de intenso placer, mientras su mirada recorre mi cuerpo.

— ¿Entonces? Ya estoy muy dormido esperándote – me dice descaradamente, sonriendo de lado, llevándose mi maldit4 cordura.

Me quito el cinturón grueso de la cintura y lo dejo caer a la alfombra, levanto el bajo de mi vestido y lo subo por mis caderas y luego mi torso, elevando las manos y sacándolo por encima de mi cabeza.

Me quedo desnuda, solo en una fina braga.

Agradezco haberme vestido sencilla.

Sisea pervertidamente y se relame observando intensamente mis senos con los pezones ya duros y excitados.