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El arte del clímax romance Capítulo 4

Ese gemido fue más que suficiente consentimiento para Michele quien no perdió el tiempo y coló sus dedos dentro del coño de ella hasta sentir las paredes vaginales del sexo de Daviana.

Ella estaba realmente muy mojada, sus dedos se empaparon al instante, deslizándose suavemente entre su coño. Michele se atrevió a introducir un poco más hondo uno de sus dedos en su interior consiguiendo de ella un gemido tan erótico que lo complació.

El CEO muerde sus labios al mirar esa boca de Daviana, ella se mordía la boca con tanta lujuria y morbo que su polla estaba que explotaba. Las manos de esa castaña se aferraban a sus hombros entre tanto él masturbaba su vagina con suma delicadeza.

—¿Te gusta, Daviana? ¿Te gusta lo que te estoy haciendo? —gime contra su boca abierta.

—Por favor señor Gershon, debe… debe detenerse… —la oye tragar saliva, pero no dejaba de jadear muy bajo mientras era masturbada.

—¿Deseas que me detenga? —empuja un poco más su dedo dentro de la cavidad de su coño y empieza hacer movimientos circulares dentro de su sexo —. ¿Eso quieres? —añade con voz ronca.

—Es que yo…

Sin que ella pudiera evitarlo, inclina el rostro hacia la boca de su jefe y ambos terminan por besarse de nuevo. Ella no buscaba besarlo, pero ese sujeto tenía algo que la descolocaba, era como si tuviera la habilidad para controlar su cuerpo y sus acciones.

Michele volvió a besar a Daviana metiendo su lengua hasta la garganta, seguía masturbándola sin detenerse, y es que no podía dejar de hacerlo, esa mujer era un océano completo entre sus muslos.

Su mano se encontraba muy babosa mientras entraba y salía de su coño, y ni hablar de la temperatura del cuerpo de ella.

—Por favor…—le pide entre sus labios, pero es que ni ella misma sabía lo que estaba pidiendo.

—¿Qué? ¿Quieres más que mis dedos? —sus movimientos iban en aumento dentro de su cuerpo provocando que ella se estremeciera contra su cuerpo.

—No puedo más—gime en voz alta mientras se agarra de su saco con fuerza.

Michele aprieta su cintura y vigoriza el movimiento de su dedo, en ese instante sintió que las paredes vaginales de ella se contraen, Daviana cierra un poco más sus muslos contra él y su rostro se torna bastante colorado.

—¡Ahhhh! —exclama presionando su frente contra su hombro —. Basta, basta…

—Sigue, no te detengas Daviana…

El sonido creado por la masturbación encendía mucho más a Michele, el CEO no dejo de frotar el coño de Daviana puesto que ella estaba a un paso de correrse tan solo con su dedo. Y eso que apenas estaba comenzando.

Besa la curva de su cuello al mismo tiempo que ella jadea contra su saco apagando un poco su voz, lo abrazaba con tanta fuerza que él parecía un salvavidas. De un momento a otro, Daviana empezó a menar sus caderas contra su dedo y eso le gusto al pelinegro.

—¡Ah! ¡Ah! —jadeaba acelerando el meneo de cadera, hasta que Michele percibe que su mano se humedece más de lo que ya estaba.

La respiración de Daviana era muy rápida, seguía reposando su frente contra su hombro mientras que él no retiraba la mano de su coño… al cabo de unos segundos relame sus labios unos que termina mordiendo mientras extrae su dedo de la vagina de ella.

Y al hacerlo ella jadea como si estuviera terminando de liberarse.

El CEO nota que su mano estaba muy húmeda, y dedo salpicado por los fluidos de esa castaña hermosa. Sus instintos de animal lo llevan a meterse los dedos en la boca para saborear la esencia de esa mujer.

—¡Muy dulce! —exclama satisfecho.

En ese instante que Daviana oye la voz de su jefe abre los ojos de par en par percatándose de que lo que había hecho, la tranquilidad que su corazón estaba comenzando a sentir se hizo mierda cuando cayó en cuenta en la posición de su estado.

Y como si alguien la electrocutara por la espalda la castaña se baja de encima de su jefe causando gran impresión en el mismo. Ella lo ve pestañear sorprendido mientras que ella baja su falda y luego le echa un vistazo a su regazo, aquello era peor aún.

—Lo siento mucho, debo irme ahora…

Sin esperar una palabra por parte de él que la pudiera detener, la castaña sale corriendo hacia la puerta…

Michele se queda con la boca abierta puesto que era la primera vez que una mujer lo dejaba encendido, él creyó que iban a terminar teniendo sexo, pero resulta que ella se le escapo fácilmente de las manos.

—¿Qué mierda? —se pone en pie mirando la maldita puerta —. ¿Cómo es que se me escapo? —sonríe de medio lado.

El CEO levanta la mano con la que consiguió ese orgasmo y luego vuelve a mirar la puerta, se preguntó porque había salido huyendo de esa manera. Frunce el ceño puesto que su polla seguía palpitando por ella.

Baja la mirada y nota su pantalón mojado por los fluidos derramados por Daviana…

—No habrá segundas oportunidades para escaparte, Daviana.

Su regreso no resultaba ser tan aburrido como pensó, y quedarse por un tiempo largo quizás no era tan mala idea. Daviana podía resultar un incentivo para alargar su presencia en la empresa.

[…]

Daviana corre escaleras abajo sintiendo que le faltaba la respiración, luego del descenso de varios pisos ella se detiene para coger un poco de aire. Recuesta su cuerpo de la pared mientras inhala y exhala.

—Mierda, ¿Qué demonios he hecho? —lleva la mano libre al centro de su cuerpo, su corazón se le iba a salir del pecho.

Niega justo cuando siente que sus piernas parecen de gelatina, estaba de pie, pero las mismas temblaban tanto que creyó que se desvanecería… relame sus labios y cierra ojos para intentar calmarse un poco.

—Joder, joder, la he cagado por completo. ¿Qué mierda hice con mi jefe? ¿Por qué me deje hacer todo eso? —se reclama furiosa.

Capítulo 4 Lo dejo caliente 1

Capítulo 4 Lo dejo caliente 2

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