A la mañana siguiente, la atmósfera en Axon AI era de una calma productiva.
La recepcionista llamó a la oficina de David.
—Señor Romero, el director Ortiz del Consorcio Alcázar está aquí. Viene con la señorita Campos. Dicen que tienen una cita.
David frunció el ceño. No había tal cita en su agenda. Miró a Camila, que estaba sentada frente a él.
—Déjalos pasar —dijo Camila en voz baja.
El director Ortiz era un hombre de mediana edad con un aire de importancia propia. Valeria caminaba a su lado, con una sonrisa de confianza y un portafolio de cuero en la mano.
—David, Camila. Qué gusto verlos —saludó Ortiz, ignorando por completo la frialdad en la habitación—. Venimos a presentarles una propuesta de colaboración. Creemos que hay una gran oportunidad de sinergia entre Zenith Dynamics y Axon AI.
Valeria dio un paso al frente, asumiendo el control.
—Hemos desarrollado una propuesta preliminar para integrar nuestro sistema de gestión de flotas con su software de conducción autónoma —dijo, su voz era suave y profesional.
Abrió el portafolio y deslizó una carpeta elegantemente encuadernada sobre la mesa.
David la miró y luego se giró hacia Camila.
—Cami, ¿por qué no le echas un vistazo? Tú eres la experta en el núcleo del sistema.
El gesto era una clara delegación de autoridad. La mandíbula de Valeria se tensó ligeramente.
Camila tomó la carpeta. No la abrió de inmediato.
—Gracias por su tiempo, señorita Campos, director Ortiz. Pero me temo que esto es una pérdida de tiempo para todos.
El director Ortiz parpadeó, desconcertado.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Genio Anónima: Mi Esposo Firmó el Divorcio Sin Saber Quién Soy