Perfume Letal de la Esposa romance Capítulo 10

En medio del mar de rostros pretenciosos, una figura destacaba por su total falta de interés en el espectáculo.

Era Elías Ortiz, el magnate de los medios. Un hombre de unos sesenta años, con el cabello plateado y un rostro tallado por décadas de decisiones implacables. Era una leyenda en el mundo de los negocios, conocido tanto por su temperamento formidable como por su aversión a la ostentación vacía de la alta sociedad.

Estaba de pie cerca de una escultura abstracta, con una expresión de profundo fastidio.

La cacofonía de perfumes que saturaba el aire de la galería le estaba provocando una migraña visible. Se masajeaba las sienes con dos dedos, un gesto de irritación que era una barrera más formidable que cualquier guardaespaldas.

Valentina lo vio. Sus ojos de depredadora se fijaron en él al instante.

—Es Elías Ortiz —le susurró a Simón, su voz cargada de urgencia—. Si consigo que invierta en mi nueva galería, sería un golpe maestro.

Simón asintió, reconociendo la magnitud de la oportunidad. El sello de aprobación de Ortiz podía catapultar cualquier proyecto al estrellato.

Juntos, como un par de tiburones oliendo sangre, comenzaron a moverse en su dirección.

Pero el señor Ortiz no había construido su imperio siendo accesible. Cuando notó que se acercaban, con sus sonrisas falsas y su aura de desesperación apenas disimulada, simplemente les dio la espalda y caminó hacia el otro lado de la sala.

El rechazo fue sutil, pero absoluto. Los ignoró como si fueran invisibles.

Valentina se quedó paralizada, con una mueca de humillación en su rostro perfectamente maquillado.

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