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La Genio Anónima: Mi Esposo Firmó el Divorcio Sin Saber Quién Soy romance Capítulo 75

La presencia de Alejandro en la mesa cambió por completo la dinámica del poder. Era un mensaje silencioso pero inequívoco para cualquiera que estuviera observando.

Se sentó, y por un momento, un silencio tenso se apoderó de la mesa. Luego, para sorpresa de Camila y David, se giró hacia el Dr. Reyes.

—Profesor, su última publicación sobre redes neuronales generativas fue brillante —dijo Alejandro, su voz era tranquila, pero las palabras eran precisas—. Pero discrepo con su conclusión sobre la escalabilidad del modelo en sistemas de logística predictiva. La latencia...

Comenzó a hablar, no como un empresario, sino como un colega. Desplegó un conocimiento técnico profundo y específico, citando estudios, cuestionando metodologías y proponiendo soluciones alternativas con una fluidez que dejó a Camila atónita.

Nunca lo había visto así. En siete años, él nunca había compartido esa parte de sí mismo con ella. El hombre que consideraba un tiburón corporativo, de repente, hablaba su idioma.

El Dr. Reyes lo escuchaba, sus ojos agudos brillando con un interés genuino. Discutieron, debatieron, sus voces llenando el espacio que antes ocupaba la humillación.

Camila se sintió como una extraña en su propia historia.

Después de un rato, la tensión se disipó y la cena continuó. Alejandro no le dirigió la palabra directamente a ella, pero era consciente de cada uno de sus movimientos.

Cuando llegó la hora del pastel, Camila se inclinó hacia él.

—Ya has hecho acto de presencia. Puedes irte cuando quieras —susurró, su voz era un hilo de hielo.

Él se giró para mirarla. Sus rostros estaban a centímetros de distancia.

—No tengo prisa —respondió él en voz baja, su aliento cálido rozando su mejilla.

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