PRÓLOGO
No tuve la boda de mis sueños, ni mucho menos un noviazgo decente, en mi dedo no hay un anillo y el recuerdo del día de mi boda es nulo en mi mente, sin importar cuanto me esfuerce no logro formar la imagen del momento exacto en el que firme el documento.
Llevo dos largos años de casada y lo único que se me permite hacer es mirar cómo pasan los días desde la ventana de mi habitación, las noches se me hacen eternas, estoy sola aquí, en esta fortaleza, tengo veintidós años, fui vendida al cumplir los veinte y mi nombre es Claudia O’Brian o al menos lo era.
Fui vendida por mis padres a un hombre que todavía no conozco, no es que tenga deseos de hacerlo, mi corazón lo desprecia por haber aceptado un acto tan vil, recuerdo haber estado en el jardín de la casa de mis padres leyendo como de costumbre, y de la nada mi madre llego con una bebida refrescante para mí algo muy poco común y aunque tuve que haber sospechado, la verdad es que ver un acto gentil de su parte es algo que siempre había anhelado, sin embargo, luego solo desperté en esta habitación sin saber dónde estoy o como llegue.
Ese mismo día, una señora mayor que dan ganas de abrazarla y decirle abuela, me explico el porqué estaba en este lugar, me dolía el corazón al escuchar sus palabras, pero sabía que era verdad, desde hacía mucho tiempo mi familia estaba en bancarrota, y yo fui la elegida para solucionar sus problemas, fue fácil para ellos deshacerse de mí, sobre todo cuando la ganancia seguramente fue sustancial.
Mis padres nunca me amaron debido a que me culpan de la muerte de mi hermana menor, pero yo solo era una niña cuidando de otra niña aún más pequeña, lo único realmente importante para ellos desde entonces ha sido el dinero y la clase social que ocupan. Con un nudo en la garganta, me doy cuenta de hasta donde son capaces de llegar para seguir manteniendo su estilo de vida.
Ahora soy la señora Mobasseri y quisiera morir, pero ni siquiera eso me es permitido, ya lo he intentado en distintas ocasiones en la que termine esposada a la cama. Únicamente con la promesa de no intentarlo de nuevo es que pude lograr que me soltaran. Odio con todas mis fuerzas a mi esposo, un ser despreciable que odio con todas mis fuerzas.
Richard Mobasseri oculta varios secretos, cosas que ni siquiera su mejor amigo sabe. Y es que desde que su esposa murió en un trágico accidente de auto, él se volvió un hombre frío y distante, sin embargo, su nueva esposa llenara una vez más de calidez su pecho. Sus besos serán el obstáculo que su frialdad tendrá que superar.

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