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El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 123

VALERIA

Salí acompañada de Aldric, su mano en mi cintura, pegándome a su costado protectoramente.

Afuera se escuchaban voces, no sabía de quienes, parecían provenir del patio.

Miré al alto puntal del techo, aunque esta fuese la mejor casa del pueblo, igual se veía oscura y la atmósfera era opresiva, el papel tapiz verde de rayas en las paredes, daba un poco de mareo y claustrofobia.

Al doblar una esquina llegamos a otro pasillo con puertas de habitaciones a un lado, Quinn estaba de pie delante de una de ella.

— ¿Quinn, por qué no estás descansando? ¿Están bien? ¿Cómo está Celine? – enseguida me adelanté

Sé que a Aldric no le gusta mucho la cercanía mía con este lycan, pero hemos pasado ya por demasiadas situaciones juntos, de vida o muerte.

Para mí, Quinn y Celine son como hermanos de armas, mis amigos y no tengo ningún otro sentimiento por él.

— Estoy mejor y Celine está descansando, me alegro mucho que no te haya sucedido nada, eso es lo más importante – me dice asintiendo.

Está demacrado y ojeroso, no parece haber descansado nada y su semblante denota preocupación, ¿acaso me miente con el estado de Celine?

— Amor, aquí en esta habitación descansa tu madre, creo que ella querrá verte a solas – Aldric me habla a mi espalda antes de que pueda interrogar a Quinn.

Me giro cuando me acaricia la espalda.

— Nena, tómalo con calma, ¿sí? – me dice en voz baja acariciando mi cuello

— La cachorra está bien, pero la hechicera me dijo que estaba un poco estresada, que no podías seguir poniéndote en riesgo, a pesar de ser un ser una bebé fuerte, debemos cuidarla, ¿entiendes?

Asiento prometiendo que lo haré, me estoy poniendo demasiado nerviosa por tantas precauciones, ¿qué me voy a encontrar allá adentro?

Mi mano algo rígida va al picaporte y abro lentamente la puerta.

— Ella tiene muchas ganas de verte, tú eres su razón de vivir ahora, Valeria – la voz susurrante de Quinn me dice antes de entrar.

Lo miro un poco extrañada.

¿Por qué se ve tan ansioso como si Gabrielle fuese demasiado importante para él?

Sin sobre analizar las cosas paso al fin a la habitación casi en penumbras y cierro la puerta.

El fuerte olor a plantas medicinales asalta mi nariz haciéndome fruncir un poco el ceño.

Las pesadas cortinas están cerradas y la escasa luz entra a través de algunas rendijas del ventanal.

Camino paso a paso hacia una cama antigua de dosel, también con esas cortinas blancas colgadas y cerradas, por donde puedo percibir a través de tanta oscuridad la silueta de una persona acostada sobre mullidas almohadas.

A medida que me acerco y mis ojos se acostumbran a la poca luz, la respiración se queda atascada en mi pecho.

No puedo verle el cuerpo porque está tapada hasta el pecho, pero las manos por fuera del edredón están cubiertas de vendas blancas, al igual que el cuello.

Su rostro es lo que más me impresiona, tiene un vendaje alrededor de los ojos, cubriendo su visión y por los bordes del mismo se pueden ver horribles quemaduras rojas cubriendo casi toda la piel de sus mejillas y frente.

— Ga… brielle – le digo conteniendo las lágrimas, sentándome suavemente en el borden del colchón.

No quiero ni tocarla, me da miedo hacerle daño con un roce.

— Mi niña, al fin despertaste – su voz se escucha susurrante y cansada.

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