La Genio Anónima: Mi Esposo Firmó el Divorcio Sin Saber Quién Soy romance Capítulo 6

Camila pasó por las puertas de cristal del Consorcio Alcázar sintiéndose como una persona completamente nueva.

Era su primer día oficial de vuelta en Axon AI.

Mientras esperaba el elevador en el concurrido vestíbulo, los murmullos la siguieron. La reconocían. Era la esposa del gran jefe.

Justo cuando las puertas del elevador se abrían, un grupo de ejecutivos salió de otro.

Y en el centro, como un rey rodeado de su corte, estaba Alejandro.

Sus miradas se cruzaron por una fracción de segundo.

Los ojos de él la recorrieron de arriba a abajo, notando su traje sastre, su maletín de trabajo. Una mueca de desdén se dibujó en sus labios.

No hubo saludo. Ni un asentimiento.

Pasó a su lado como si fuera una completa extraña, una empleada de bajo nivel sin importancia.

El aire a su alrededor pareció congelarse.

Camila mantuvo la cabeza en alto, entró en el elevador y apretó el botón de su piso sin mirar atrás.

La frialdad de ese encuentro la preparó para el resto del día.

En las oficinas de Axon AI, fue recibida con entusiasmo. David le había preparado todo. Su antigua oficina estaba lista, sus proyectos esperándola.

Se sumergió en el trabajo, el mundo de los datos y la innovación que tanto amaba. Por primera vez en años, se sintió viva.

A media tarde, un joven asistente del corporativo principal apareció en su puerta.

—Señora Elizalde, disculpe.

Camila levantó la vista de su pantalla.

—El señor Alcázar está en una reunión importante con inversionistas y la máquina de café de la sala de juntas se ha estropeado. Su asistente, el señor Fuentes, me pidió que le preguntara si usted podría preparar y llevarles una bandeja de café.

La petición era tan absurda, tan humillante, que Camila casi se echó a reír.

Era evidente que era una orden velada de Alejandro, un recordatorio de su lugar.

Pero se negó a darles esa satisfacción.

—Por supuesto —dijo con una sonrisa serena—. Encantada de ayudar.

Preparó una bandeja con café recién hecho, tazas de porcelana y todo lo necesario. Mantuvo la compostura mientras caminaba por los pasillos del piso ejecutivo.

La puerta de la sala de juntas principal estaba entreabierta.

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar