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La Genio Anónima: Mi Esposo Firmó el Divorcio Sin Saber Quién Soy romance Capítulo 61

La videoconferencia se alargó. Camila estaba tan inmersa en el debate sobre la arquitectura del nuevo software que apenas oyó el suave golpe en la puerta.

La puerta se abrió y la cabeza de Isa se asomó.

—¿Mami?

—Estoy en una reunión, mi amor. Dame un momento —dijo Camila, silenciando su micrófono.

—Es que ya es tarde —insistió la niña, entrando en la habitación—. Y tengo sueño.

—Ya casi termino. Puedes acostarte en la cama si quieres.

Isa negó con la cabeza, sus ojos grandes y serios.

—No. Yo no quiero dormir aquí. Quiero dormir con Vale.

Las palabras, pronunciadas con una inocencia brutal, fueron como un puñetazo en el estómago de Camila.

Antes de que pudiera responder, una figura apareció en el umbral detrás de Isa.

Era Valeria, envuelta en una costosa bata de seda, con el cabello suelto y una sonrisa dulce en los labios.

—Isa, cariño, no molestes a tu mamá cuando está trabajando —dijo, su voz era un arrullo—. Ven, vamos a mi habitación. Te leeré un cuento.

Isa corrió hacia ella, abrazando sus piernas.

Alejandro apareció detrás de Valeria, ya en pijama. Puso una mano en el hombro de Valeria, un gesto de posesión casual.

—Nosotros nos encargamos —dijo él, su mirada pasando por encima de Camila como si fuera una extraña—. Tú sigue con lo tuyo.

Se fueron, los tres juntos, una estampa de felicidad doméstica que la excluía por completo.

Camila se quedó mirando la puerta vacía, el eco de sus risas resonando en el pasillo.

Activó su micrófono de nuevo.

—Disculpen. ¿En qué estábamos?

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