El ataque fue la noticia principal en todos los portales de finanzas y sociales. "Valeria Campos, heroína: Salva la vida del magnate Alejandro Alcázar".
La narrativa era perfecta. La amante devota que arriesga su propia vida por el hombre que ama.
Valeria se convirtió en una mártir, una santa. Su acto de sacrificio silenció a todos los críticos.
La herida no había sido mortal, pero sí grave. Pasó varios días en el hospital, con Alejandro a su lado día y noche.
No volvió a la mansión de la abuela Elvira. No llamó. El mundo exterior, incluida su propia familia, pareció dejar de existir para él.
Isa, al principio confundida, finalmente le confesó a su abuela entre lágrimas que se había escapado un par de veces con el chofer para visitar a "tía Vale" en el hospital.
Camila escuchó todo desde la distancia, como si fuera una espectadora de una telenovela. Se sumergió en el trabajo, el único refugio lógico en un mundo que se había vuelto irracional.
Una semana después del incidente, Camila tuvo que volver a la mansión de la abuela Elvira para tomar la última dosis del tratamiento que el médico le había recetado para su resfriado.
No esperaba encontrar a nadie.
Pero cuando entró en la biblioteca para dejar un libro, lo vio.
Alejandro estaba de pie junto a la ventana, mirando el jardín. Se veía cansado. Había sombras oscuras bajo sus ojos.
Santiago Herrera estaba con él, sentado en uno de los sillones.
Alejandro se giró al oírla entrar. Su expresión era ilegible.
—Camila —dijo, su voz era grave.
Santiago la saludó con un tenso asentimiento de cabeza.
El silencio se instaló en la habitación, pesado e incómodo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Genio Anónima: Mi Esposo Firmó el Divorcio Sin Saber Quién Soy