VALERIA
— Lo lamento, parece, que tuve un sueño – le dije llena de vergüenza, limpiándome las lágrimas con la manga de mi vestido y levantándome de la mecedora.
— ¿Un sueño? – me dice con incredulidad, lleva un frasquito en la mano – Muy raro, porque aquí dentro de mi espacio no se puede soñar.
— ¿Qué? Pero yo…
— Aquí está la medicina de tu amiga, solo la va a mantener estable por un tiempo, pero princesa, la cura de esa híbrida, la tiene su mate – interrumpe mis palabras llenas de dudas y me explica
— Cuando reciba la mordida de su mate, ya sea un vampiro o un hombre lobo, podrá estabilizar la balanza.
Me asombro al escuchar que la cura para Celine ni siquiera está en mi poder, encontrar un mate puede ser incluso más complicado.
— Yo, no quisiera abusar de su generosidad, en realidad no tengo con qué pagarle, pero había un niño y parecía que estaba muriendo, para él, ¿usted podría darme algo también? – le pido avergonzada, aun así, hago al menos el intento y no me quedo con la duda.
— No es que no desee sanarlo, pero sabe que eso puede traernos problemas, no solo la maldad del Rey Vampiro hundió este Reino, princesa, había mucha oscuridad en el corazón de las personas, él solo la sacó a flote – suspira, pero se vuelve a inclinar sobre la mesa y vierte un poco más de poción en otro frasquito de cristal pequeño.
— Dele de este tónico, pero a escondidas, nadie puede saberlo, no sé cómo lo logrará – enseguida lo tomo en mi mano y lo guardo en el bolsillo interior de mi falda.
— Nadie lo sabrá, no voy a ponerla en riesgo – le aseguro.
— No es a mí a quien pondrá en riesgo, sino a usted misma – responde colocando su mano sobre mi hombro.
— Cuide a su cachorra, ella es la nueva Selenia del futuro y tome, para pagarle a la curandera esa de Augusta, que no sabe absolutamente nada de medicina.
Abro mis ojos, asombrada ¿cómo es que ya conoce el sexo de mi pequeña? Miro a mi mano donde ha puesto un hermoso pasador de plata.
— Gra… Gracias, yo, no sé cómo devolverle su generosidad… — levanto la mirada y observo a sus ojos amables, una sonrisa en sus labios mientras todo a mi alrededor se va desvaneciendo.
— Aquí seguiré esperando a que nos libere de la calamidad, princesa Valeria, el Reino Oscuro cuenta con usted – su voz etérea resuena en el aire, el peso sobre mis hombros crece aún más.
Me quedo de pie en el mismo callejón, a solas, confundida y llena de dudas.
Toco los frasquitos escondidos y siguen en el mismo sitio, camino entonces deprisa, regresando a la casa de esa bruja, no sé cuánto tiempo ha pasado.
— Traigo el pago para Madame Augusta – les digo a sus gorilas en la puerta y me hacen señas para que pase adelante.
Avanzo por el camino de piedra y antes de que toque la puerta ella aparece en la entrada.
Movilizo mi poder, para ocultar la magia de esas pociones y que no pueda detectarlas.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Rey Lycan y su Oscura Tentación