VALERIA
— Había una leyenda, que ahí se ocultaba un poder inigualable, sin embargo, los tontos que se aventuraron a atravesar al lago, no regresaron nunca más.
Sitio espeluznante, embrujado y con muerte segura, ese es nuestro sitio sin dudarlo, así que recogimos las pocas cosas y salimos en dirección al Lago de los Muertos, rezando por no ser los próximos en la lista.
— Chicos, ustedes siempre a mi lado – tomé de la mano a Celine y Quinn asintió a su lado.
Todos atravesábamos un bosque salvaje, de noche, avanzamos sin detenernos por entre los arbustos llenos de ramas afiladas y bajo el cobijo de los árboles copiosos que tapaban la luz de la luna sobre nuestras cabezas.
A medida que nos acercábamos al lago, la humedad y la frialdad aumentó en el aire y había otro detalle que erizaba los cabellos hasta del más valiente, nada se escuchaba.
Ni el siseo de los animales nocturnos, o el vuelo de las alas de los búhos, ni una luciérnaga flotaba en el aire, nada, de verdad parecía que la vida había sido succionada de este sitio.
Salimos del bosque y llegamos a las orillas de ese lago, una niebla se cernía sobre él y llegaba hasta los guijarros en la orilla, al mirar a los lejos, solo una neblina oscura podía observarse cubriendo el paisaje.
— Acércate y prueba el agua – el Rey le ordenó a uno de sus hombres y así lo hizo.
Por mucho que se quisieran hacer los valientes era obvio el nerviosismo en todos.
— Señor, no se ve el fondo, está demasiado oscuro – el hombre le respondió, inclinado sobre la orilla, pero sin atreverse a tocar el agua.
El Rey Vampiro se acercó por su espalda y lo pateó sin compasión en el trasero.
Con un alarido nada masculino, el guerrero cayó de bruces y chapoteó un poco, pensamos que algo más horrible le sucedería, pero en realidad, al cabo de unos segundos se levantó todo empapado, pero en una sola pieza.
— Bien, parece que es seguro, igual, Valeria, toma el artefacto y guía el camino, tú irás de primera – me dice y abre la caja para mí.
Introduzco la mano y saco la guía que nos llevará a través del último obstáculo.
Flota un poco en el aire convertido en una brújula plateada y avanzando por encima de la superficie del lago.
— ¿Buscamos una barcaza? – pregunto con dudas, no pretenderá que me meta en esas aguas inciertas y peligrosas.
— Tranquila querida, la que está más salvo aquí eres tú, avanza de una vez, puedo sentirlo, un gran poder aguarda cerca – me dice y mira a lo lejos, hacia la niebla que cubre el horizonte del lago, sus ojos brillan verdes de codicia.
Suspiro y le hago una seña sutil a Quinn y Celine, saben que cualquier cosa deben escapar o pegarse a mí, si los puedo salvar.
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