El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 131

GABRIELLE

Me lo merezco, después de tantos siglos sin hacer nada y estar prisionera dentro de una maldit4 estatua.

Agarro el borde de la bañera, tanteando con mis manos y me aferro a ella, moviéndome por completo hacia atrás.

Un resoplido sensual sale de sus labios cuando prácticamente me siento sobre su polla que siento temblar contra mis nalgas.

Me encanta la manera en que su cuerpo responde al mío a pesar de que sé que estoy en mi peor momento.

No pierde tiempo en frotarme el frente, noto que tiene cuidado en los brazos, parece que fueron los más afectados y la zona del pecho, por encima de los senos.

Agradezco que llevaba el vestido echo de la sangre de las Selenias y me protegió de la explosión.

— Espera, lycan… — tomo su mano cuando comienza a bajar por mi vientre y la otra acaricia perezosamente la aureola de mi seno que se endurece pidiendo su atención.

— De verdad deseas que me detenga – su respiración pesada cae en mi cuello enchinándome la piel, sus palabras rocas y sexis invaden mi oído, estoy por completo recargada contra su cuerpo.

— No me haré ilusiones por un poco de manoseo, Gabrielle, no soy un niñato inexperto, aunque tenga menos siglos que tú, somos dos adultos pasando un buen momento, olvídate de todo lo demás.

Pone tentaciones en mis pensamientos, sé que son dulces engaños, pero mi cuerpo arde en deseos, mi centro palpita deseoso de ser tocado y profanado, que me penetre, aunque sea con sus dedos.

Mi mente cargada de lujuria, descontrolada y mis piernas abriéndose poco a poco, separando mis muslos que se pegan a los suyos, dándole acceso a mi intimidad.

Su boca lujuriosa chupa el lateral de mi cuello, otra mano acariciando mi pezón y la otra…

— Mmmm – gimo bajo ante el primer estímulo a mi clítoris de las yemas de sus dedos, que juegan lentas, haciendo círculos y pellizcándome en ese sensible punto que se endurece y se estremece emocionado.

Con mi mundo en oscuridad cada sensación se magnifica por mil, cada caricia es más erótica, cada susurro y gemido estremece mi vagina y calienta mis entrañas, nunca imaginé experimentar de esta forma tan intensa el placer sexual.

Quizás no es por mi falta de visión, sino simplemente, por estar con él.

Siento como el jugo se escurre de mi coño, muero porque me toque más adentro, que me masturbe profundo, con dos dedos como mínimo, rápido y duro, pero él solo le limita a recorrer mis labios vaginales por fuera.

Su dedo pasa una y otra vez sobre la diminuta abertura que se contrae, esperando lujuriosa a que entre para chupárselo completo.

Sé que lo está haciendo a propósito, su cuerpo está rígido, sus jadeos se aceleran y ese olor dulzón recorriendo cada poro de mi piel, me dice lo mucho que se está aguantando, que me quiere castigar por rechazarlo, que piensa que le voy a rogar.

Pero bebé, yo no soy una mujer con la que puedas jugar, así como así, lamentablemente me has conocido en mi peor condición, pero me has llevado al límite donde me querías.